Ésta fue construida por instrucción del Dr. Joaquín Baeza Alzaga, de ejercicio profesional admirable, siempre estuvo preocupado por la salud de los niños tapatíos, llegando a fundar y ser benefactor de dos diferentes proyectos: “La Piedad” y «La Gota de Leche», donde se atendían niños de escasos recursos y se les aplicaban sus vacunas correspondientes, además de llegar fungir como presidente de la Cruz Blanca Neutral del Hospital Militar, entre otros cargos. Murió en el año de 1949.
Durante los preparativos de los Juegos Panamericanos 2011 el Ayuntamiento de la capital jalisciencie compró la ya abandonada propiedad para que formaran parte de las villas panamericanas, que lastimosamente fueran objeto de luchas de poder entre personajes políticos, quedando los predios de las ya demolidas fincas y casonas que sobrevivieron a las demoliciones a merced de los interés turbios de unos cuantos, y que ya todos sabemos en que desenlazaría la lastimosa página de la inversión deportiva jalisciense.
Para cuando la transacción se realizara, la finca se encontraba en estado de conservación aceptable pues hasta hace aproximadamente 15 años albergaba a la “Posada Nayarita” y a varios locales comerciales en su planta baja, pero su destino se volvió incierto y desde ese entonces nunca se le realizó ninguna obra de mantenimiento preventivo y mucho menos correctivo.
Unos cuantos años después y con apoyo del gobierno federal en turno, se anunció la creación de la Ciudad Creativa Digital y nos hicieron creer que el centro histórico tapatío sería un ejemplo más de vanguardia mundial, con desplegados en los periódicos que explicaban el por qué la CCD de Seúl, Corea había sido todo un éxito y argumentando que si en Manchester había sido un éxito no había forma de que aquí no lo fuera.
Pero la inversión para la CCD llegó a cuenta gotas y para estas fechas apenas se anuncia el inicio del proyecto, la construcción de un edificio de 9 niveles más sótanos que costará 280.1 millones de pesos. Y se prometen otros tantos proyectos edificables, uno de los cuales, debido a su altura pone en riesgo el nombramiento del Instituto Cultural Cabañas como patrimonio mundial de la humanidad otorgado por la UNESCO
Tristemente la casa Baeza Alzaga se encuentra dentro de este polígono y su historia desde que fue adquirida por el Ayuntamiento ha sido igual o más azarosa que si de sus dueños no se supiera nada. Cabe destacar que al estar construida antes del siglo XX se encuentra bajo la “supervisión” del INAH.
El 26 de julio del año 2013 la casa sufrió el desplome de una sección del muro norte de su fachada, presuntamente gracias a un golpe que recibiera durante un choque entre 2 vehículos, quedando al descubierto sus deambulatorios de columnas pareadas. A raíz de este percance la casona fue reforzada con una exoestructura metálica para prevenir mayores derrumbes.
Desde ese momento se convirtió en baño público, posada de indigentes, salón de arte urbano (grafitti), cuna de aficionados a la fotografía y llamado a curiosos y morbosos. Sus usuarios y habitantes se han incrementado en número pero la casa cada vez está en peor estado. De hecho se rumora que funciona como “picadero” o sea que grupos de personas “marginadas de la sociedad” la utilizan para realizar actividades difíciles de explicar en un texto que pudiera ser leído por lectores impresionables y de buenas costumbres, e inclusive para llevar a cabo diferentes rituales.
Para mediados del año en curso después de un nuevo desgaje de una sección de los muros de la casa, el Ayuntamiento de Guadalajara anunció que la Secretaría de obras Públicas generaría un proyecto de demolición de la finca “para evitar un accidente”, afortunadamente el dictamen fue votado en contra, argumentando que la demolición debería ser abalada por el INAH, por lo que el gobierno municipal necesita realizar el estudio que defienda su derribo, afirmó la regidora Verónica Flores.
Por lo pronto y esperemos que no se alcancen a realizar dichos estudios antes del mes de septiembre para que por lo pronto los metros cuadrados que ocupa la casa Baeza Alzada no puedan ser adheridos al predio que la rodea, mismo que será destinado para albergar uno de los edificios más grandes de la Ciudad Creativa Digital.
Creo que es hasta irrisorio que en lugar de estar buscando recursos económicos para llevar a cabo un proyecto para su restauración, sobre la mesa se esté discutiendo si es correcto derribarla o no, claro que si se llegara a demoler, posteriormente tocaría el turno de cambiar el nombre de la calle, olvidar la historia del Dr. Baeza Alzaga y por consiguiente borrar un capítulo en la historia de la medicina tapatía.
10 de julio de 2015. Arq. Alberto Avilés
Fotografías: Arq. Alberto Avilés